- La luz de la palabra se manifiesta a partir de versos surgidos de un espíritu que navega por los mares serenos y turbulentos de la cotidianidad; donde reflejos, singulariza a ese ser que le expresa a la vida sus agonías, sus encantos y desencantos, sus encuentros y desencuentros, sus alegrías y sus desdichas, con ese amor que lo suele desnudar y lo muestra tal como es.
Es un compendio de ternura, de realidad y de sensatez, donde se le habla a la vida; esa mujer que es la madre de todo; donde se le canta a la tierra y a sus frutos que como un sentimiento lágrimas hacen derramar; a esa amada que distante espera un sí o un adiós
Mustias palabras que llegan al corazón y encantan hasta la última de sus fibras, dejando trémula y pensativa la mente del lector; es así, que hay reflexión en cada verso y a su vez; éste, se convierte en un reflejo de lo que somos o deseamos ser en el amor.
Sumergidos en el río de aguas cristalinas donde los recuerdos turbulentos, que son los sentimientos, esperamos encontrar algo nuevo, una aventura, un deseo, una ilusión. Eso es la vida, que se vuelve poesía de lírico andar.
Miguel Arcángel Valle Sánchez
A mi familia,
bastión de nuestras vidas.
Carolina
quién desde pequeña
inicia sus pasos
y su amor
por tan bella
forma de expresión.
Nataly Cristina
quien aparte de ser mi hija
es amiga incondicional.
David Esteban
el rey de mi hogar
A mi padre (QEPD),
amigo incondicional
quien en las buenas
y en las malas siempre
fue la luz que alumbro
mi camino.
A mi madre María Olga (QEPD),
quien vibra,
cuando me acompaña
a los eventos;
al fin y al cabo
es mi madre
y es la única que
entiende y comprende;
así sea bueno o malo.
¡Bueno…,
son las palabras de su hijo!
PRESENTACIÓN
Este libro lo dedico
A todas aquellas musas que nos inspiran y que en su momento hacen presencia en nuestro existir, aun a las existentes en la imaginación, pasión de nuestras soledades.
A todos los integrantes de la Rotonda Cultural y su fundador el señor Oscar Marín, por los espacios que abre a la cultura y a todos los asistentes que sin querer o por amor escuchan nuestras palabras.
A Miguel Arcángel, mi hermano; quien no solo me ha escuchado; ha sido el compañero en estas andanzas de la poesía, por los espacios que ha abierto, como: Noches de Luna, Luces, Música y Poemas y a los habitantes del Corregimiento de san Sebastián de Palmitas lugar donde nació; en especial a Roberto Guerra y Hernando Ríos, ente otros amigos como el Dr. Iván; al barrio donde vivo actualmente Los Ángeles Villanueva, que en manos de William y su Vicepresidente Doña Ruth Amézquita han tomado no solo mis palabras, sino su compromiso para liderar actividades alrededor del poder de la palabra y dónde venimos mensualmente realizando el programa Noches de Luna, Luces, Música y Poemas, a los colegios donde he estado que han servido no solo de inspiración sino también de personas dispuestas a oír nuestras voces.
A Luis arias Manzo, secretario General de POETAS DEL MUNDO y a todos los poetas miembros, en especial con quienes he tenido oportunidad de compartir y muy en especial a quienes abren su pensamiento y logran ahondar en nuestra forma de escribir realizando sus criticas, que son las que moldean, las que animan y ayudan a crear identidad y mejorar en escritura.
A la Casa Editorial Bliblos Ediciones, no solo por creer en mí, sino también por su apoyo y en ser secuaces, cómplices del presente trabajo y servir de apoyo para otros escritores y amigos; apoyo con el cual se abren las puertas, esas que tanto necesitamos y constantemente se nos cierran.
A todas las personas, los hechos, circunstancias y oportunidades que a diario se nos presentan y hacen posible no solo su realización, sino también la inspiración en momento de iniciar y plasmar nuestro pensar y sentir.
Espero que el libro que tienen en sus manos y a través de sus poemas entiendan y comprendan la necesidad de ayudar a la construcción de un mundo mejor, un mundo que nos permita entender al prójimo, aceptarlo con sus defectos y errores a valorarlo en toda la inmensidad de sus palabras y virtudes.
A un compromiso con el planeta y sus seres vivos, a una conservación total en toda la dimensión de la palabra, a construir un mundo mejor y ecuánime en su equilibrio biológico; que seamos artífices en la construcción de ese mundo que queremos y que sea nuestro compromiso; la herencia, para dejarle a nuestros hijos y a los hijos de sus hijos. En nosotros esta el futuro, el futuro de lo que vamos a dejar; una herencia que perdure en el tiempo y que se convierta en el mundo que quisiésemos nuevamente volver a vivir.
Carlos A. Valle