Dame tus manos,
esas que encienden
mi delirio en leve roce,
las que quiero aprisionar
para impregnar mis sentidos
del perfume, cual aroma
de tu olor carnal.
Dame tus manos,
las que se abren como rosas
mostrando sus pétalos
néctar de miel
que provoca
e insta al placer.
Dame tus Manos,
aquellas que acarician
en la soledad del aposento
las curvas sinuosas de tu cuerpo;
diluidas cual rayo perdido
en la profundidad del océano,
y en mí embrollada Imaginación.
Dame tus manos,
frágiles caricias
que bañan mi existir,
y estremecen las simientes
del inconsciente
despertando sueños
inevitables de amor.
Dame tus manos,
que con gusto
rozare mi alma,
así tiemble de pasión;
y se pierda en el infinito
en busca del lucero
que un día me regalases
Dame tus manos,
que con gusto Las tomare,
ellas, serán manos que guían
y en su fervor imploran
una oración de amor,
una bendición de pasión.
Dame tus manos,
que blandiré pesadas
orlas de plata para ti,
y ansió postrar abnegado
las mías y darte el mas
preciado de los regalos
¡un corazón enamorado!.